ÉTICA EMPRESARIAL COMO VALOR INTRINSECO
En el mundo actual, la empresa "se ha revestido con la categoría que corresponde a las corporaciones propiamente humanas, cuyo activo principal son las personas, a las que se esfuerzan por mejorar. En consonancia con ello, la ley primordial que rige "debe regir"la dinámica empresarial es muy neta: la prioridad de las personas sobre las cosas" (Melendo). Esto implica que las empresas y su accionar está atravesado por cuestiones éticas; responde, gira y se orienta a ellas. De paso, y por razones antropológicas fáciles de percibir, logra con ello una más que notable rentabilidad económica; fundamentalmente hoy, donde la base de toda relación comercial es la confianza, tema eminentemente ético. Finalmente, "en condiciones de igualdad, la conducta ética favorece la salud corporativa" (Melendo).
En el mundo desarrollado, las empresas cuentan hace años con "Gerencias de Asuntos Éticos" (Corporate Director Ethics & Business Conduct) que administran la ética no sólo en relación a la misión corporativa sino en cuanto elemento de productividad, eficiencia, baja en los costos y mejora en la gestión. Al respecto, existen también diversas organizaciones que asesoran a empresas e instituciones educativas. Por ejemplo, The Working Values Group, que publica en internet algunos de sus proyectos con grandes compañías, trabajó para la aeronáutica Lockheed Martin un programa de capacitación cuyo objetivo era transformar la confianza en parte de la cultura institucional, y que abarcó a más de 170.000 empleados. Ethics Officer Association (EOA) agrupa a 727 grandes empresas (octubre 2000) de las más diversas áreas que trabajan institucional y corporativamente los temas éticos. La EOA se dedica a promover la ética empresarial y de los negocios, y a servir como foro de intercambio de información y estrategias al respecto.
La globalización ha hecho que las empresas y sus negocios se definan estratégicamente en el largo plazo, y es allí donde la ética es considerada un factor de rentabilidad. "Desarrollar una cultura de la ética genera importantes beneficios para una compañía: ayuda a superar las crisis, asegura la lealtad de los empleados y, al preservar el prestigio, rinde mayores dividendos" (Fandray).
En el trabajo, ocurre la paradoja de la importancia relativa de los títulos profesionales y otros antecedentes curriculares que podríamos llamar (sólo para efectos didácticos) "objetivos". En efecto, frente a la necesidad de ocupar un puesto vacante u otro recién creado, la empresa solicita al mercado personas de determinado perfil. Y recibe una cantidad de ofertas que se ajustan a él. En la práctica, ello se traduce en innumerables curricula que "básicamente"cumplen con el principal requisito que la empresa, en esta etapa, ha remarcado: la profesión tal o cual. En este sentido, entonces, su importancia es relativa.
Ciertamente, debió poseerse tal requisito para "al menos"haber llegado a la carpeta rotulada "candidatos". Esto es evidente. Pero en un mundo global como el nuestro, pleno de ofertas y posibilidades, aceptemos que ello no es tan complejo a fin de cuentas.
Así las cosas, el seleccionador, digamos, se ve "obligado" a buscar elementos diferenciadores entre ofertas que, en el sentido descrito, básicamente le ofrecen lo mismo. Primero será el lugar donde el candidato o postulante obtuvo tal profesión, luego los años de experiencia profesional en ella; tal vez cierto curso especial de capacitación. Aún así, el seleccionador terminará frente a un sub universo que vuelve a repetir la paradoja anterior: cumple con el requisito.
Podemos seguir con esto hasta el detalle. Pero digamos de una vez que, en definitiva, lo que decidirá la contratación (aunque, por cierto, los pasos anteriores también la han decidido en parte) será la impresión que el seleccionador se forme de la persona en la entrevista personal y desde luego los informes de los psicólogos laborales que se procurarán. ¿Y allí que primará? ¿La presencia personal, el carácter demostrado, el modo de hablar y comunicarse, la fuerza manifestada, la prudencia y templanza que, tranquilizadoramente, el postulante transmite pese a su edad y el ímpetu natural de sus años? Ciertamente que sí. Mas un seleccionador serio y consciente de su decisión (y de la importancia y el efecto que implicará para su empresa), buscará algo más allá, algo más de fondo. Finalmente, aquellas cualidades (presencia, carácter demostrado, modo, fuerza, etc.) no bastan "ni sobran"para darle una idea de la persona.